“Cada uno carga con su cruz” frase trillada y comúnmente usada como dicho de sabiduría popular. Sin embargo, el símbolo de la cruz es muy útil en nuestro día a día, no importa si somos católicos, budistas, ateos o cuales sean nuestras creencias, la cruz nos enseña a vivir.

Según cuenta la historia, la cruz era un elemento de tortura que se usaba para infligir sufrimiento. Jesús tuvo que cargar esa cruz, sus manos y pies fueron clavados en ella y murió en una actitud de total aceptación diciendo: “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

En el catolicismo la cruz se convirtió es un elemento de divinidad, lo cual es un tanto paradójico: ¿Cómo un elemento de tortura puede a su vez ser un símbolo divino? Pero en realidad es una de las metáforas más claras que ha sido aportada a la humanidad.

La cruz en nuestro caso son nuestros problemas, nuestros sufrimientos, una enfermedad, la pérdida de un ser querido, en realidad, cualquier situación dolorosa que tengamos que afrontar. Pero a la vez esa situación difícil esconde una bendición: la puerta hacia el crecimiento personal. Leonard Cohen cantaba: “hay una rajadura en todo, y justamente por ahí es por donde entra la luz”, las situaciones desafiantes son invitaciones a evolucionar como personas, son nuestra cruz, es decir, nuestro calvario y, a la vez, nuestra salvación.

Hoy los invito a mirar sus cruces desde un lugar de aceptación, sabiendo que la luz entra a través de nuestras heridas.

«La vida no nos pasa A nosotros sino, PARA nosotros»

Les deseo muchas cruces de iluminación.

Con cariño,
Tu DELTOIDE Amigo.