Lo quiero todo y lo quiero ya, cantaba Freddy Mercury. ¿Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia? O si nos sinceramos.. muchas veces, aunque sea de manera inconsciente, queremos todo YA.

Terminamos entonces consumidos por metas y objetivos a lograr, consumidos por un mundo donde todo es un medio para un fin y el resultado final es lo único importante.

¿Por qué no tenemos paciencia a esperar que las cosas lleguen en su momento? ¿Será por esa necesidad, casi inherente al ser humano, de querer tener el control? ..querer que las cosas sean tal cual nuestros deseos?

¿Alguno soltaría el volante de conductor si no sabemos quién va a seguir manejando el auto?

La respuesta seguramente sea: NO.

En realidad, es más fácil ceder el volante que soltarlo.

Si cedemos el volante a una persona en la cual confiamos que sabe conducir bien, estaremos tranquilos durante el viaje en auto sabiendo que vamos a llegar a destino. Lo mismo pasa con nuestra vida, SOLTAR es mucho más difícil que DELEGAR.

¿Qué pasa si en vez de soltar los resultados de nuestras acciones, los delegamos a alguien que sí sabe qué es lo mejor para nosotros?

Podemos delegarlo a cualquier cosa que creamos: el destino, la suerte, el azar, Dios, Buda, el Universo, el sol y las estrellas, etc, etc, etc. Distintos nombres para una sola cosa: la energía que hizo posibles estemos vivos.

3 pasos para delegar:

1- Busca la Fé según tu propio criterio, busca algo que te de tranquilidad y seguridad.

2- Confiando que estas siendo guiado, hace (con tranquilidad) todo lo que está a tu alcance para lograr tus objetivos.

3- Ahora delegá el resultado o desenlace de tus acciones. Será lo que tenga que ser.

Lo que es, es. Y lo que no es, no es.